La Historia prohibida de España. Tercera entrega: la dictadura y el IBEX 35

La Historia de España está repleta de episodios oscuros de los que apenas sí hemos oído hablar. En esta serie de artículos trataremos de mostrar algunos de entre los muchos que tuvieron lugar a lo largo del último siglo.


La empresa 'Huarte', en el Valle de los Caídos.
Cartel que anuncia la participación de la
empresa "Huarte y Cia S.L" (actual OHL)
en la construcción del Valle de los Caídos
(fuente: eldiario.es).
          Observando sin falsas modestias lo conseguido, creo que mi labor en los últimos treinta años ha dado frutos cuantiosos: sociedades eléctricas, como FENOSA; de industria naval, como ASTANO; de fabricación de carburos y grafitos, como CEDIE y GENOSA; turísticas como La Toja; pesqueras como PEBSA, etc. , son hoy un orgullo de la región gallega y han contribuido de una manera decisiva a la elevación del nivel de vida de sus habitantes (...).
          Todo ello ha exigido grandes desembolsos, que fueron soportados casi exclusivamente por Banco Pastor, ante la imposibilidad de recurrir al mercado de capitales, que no acude a este tipo de inversiones.


Fragmento de la carta escrita por Pedro Barrié de la Maza,
Conde de Fenosa, el 25 de mayo de 1970 y dirigida al
entonces jefe de Estado Francisco Franco (1).

         ¿Cuáles son las principales empresas que cotizan actualmente en el llamado IBEX 35? Una simple visita a la página respectiva en la Wikipedia nos mostrará el listado de las 35 compañías que constituyen la élite económica y financiera española. Gas Natural SDG, OHL, Iberdrola, ACS, Sacyr y otras tantas cuyos nombres todos, o casi todos, conocemos. El pensamiento oficial comúnmente aceptado nos dice que muchos de los grandes hombres de empresa de hoy día fraguaron sus emporios en base al esfuerzo, el éxito personal, la tenacidad y un conjunto de decisiones acertadas, a la vez que arriesgadas, que les permitieron posicionarse en la vanguardia del siempre ferozmente competitivo mundo de los negocios; si no méritos propios exclusivamente, también de aquellos que les precedieron. Ésta es sin duda una visión muy acorde con el pensamiento neoliberal imperante que se impone desde las élites: la cultura del esfuerzo, el culto a los mercados, la promoción de ciertas figuras de éxito del mundo empresarial como modelos a imitar, etcétera. Sin embargo, si arañamos un poco en esta imagen superficial, descubrimos el particular origen de algunos de estos emporios, vinculados en no pocos casos con ciertas figuras que gozaron de estrechas relaciones con la cúpula del franquismo, dictador incluido, lo cual ayudó sin duda a que alcanzaran la posición privilegiada de la que ahora disfrutan.

Los orígenes de las "grandes" del IBEX 35

         Uno de los secretos tal vez mejor guardados, o menos difundidos, acerca de la élite empresarial española nos habla acerca de cómo se forjaron varias de estas grandes compañías, algunas de las cuales han alcanzado ya una dimensión trasnacional. Durante las décadas de los años 40 y 50 del pasado siglo la oligarquía próxima al régimen franquista encontró un hábitat idóneo para desarrollarse y crear sociedades con un alto potencial para prosperar sin apenas competencia, pues la dictadura garantizaba un espacio marcadamente proteccionista frente al mercado exterior, una fuerte intervención estatal para estimular el crecimiento de determinadas compañías "amigas", una política de industrialización acelerada y un sistema de financiación claramente inflacionista (2). En todos los casos estamos hablando de personas o entidades afines ideológicamente al régimen, cuando no con estrechas relaciones en el ámbito personal con Franco o algunos de los hombres fuertes de su gobierno en ese momento, lo cual ayudó a entretejer una red clientelar de favores entre estos empresarios y los responsables de los aparatos del Estado.

         Un caso paradigmático es el de Pedro Barrié de la Maza, empresario gallego que trabó amistad con Franco antes de la contienda civil y que de hecho fue uno de los principales financiadores de la causa de los militares sublevados al iniciarse la misma. Una vez acabada la guerra Barrié de la Maza obtuvo las debidas recompensas por tan abnegada contribución, en 1955 le fue entregado el Condado de Fenosa, un título nobiliario creado expresamente para él. Pero las retribuciones no se quedaron ahí. El empresario sentó los cimientos de su gigante energético nacional Fuerzas Eléctricas del Noroeste S.A (FENOSA), tras la fusión forzosa de su relativamente modesta empresa familiar con Unión Eléctrica Coruñesa, intervenida por el Estado tras el fusilamiento en 1937 de su propietario, José Miñones, por sus simpatías republicanas (1). La historia posterior es más conocida, en 1982 la compañía pasó a convertirse en un gran grupo empresarial bajo el nombre de Unión Fenosa S.A, miembro del selectísimo club del oligopolio eléctrico español. Más tarde, en 2008, sería adquirida por Gas Natural para conformar una de las compañías nacionales con mayor proyección en el exterior, Gas Natural SDG. Pero el emporio creado por Barrié de la Maza en virtud a sus excelentes relaciones con el régimen dio más frutos. En 1944 funda los astilleros ASTANO S.A, que desaparecen formalmente en 2004 tras fusionarse con la naviera BAZAN para constituir Navantia, una sociedad pública dedicada fundamentalmente a la construcción naval militar y que tiene como uno de sus principales clientes a la Armada Española. Eso sin olvidarnos por supuesto del hecho de que en 1939 Barrié de la Maza se hace con el control del Banco Pastor, histórica entidad financiera gallega cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVIII (3).

         Remontándonos en los orígenes de otra de las "grandes" del IBEX 35, el gigante eléctrico Iberdrola, también nos encontramos con un personaje estrechamente vinculado con la dictadura franquista. Esta compañía nace en 1992 tras la fusión de Iberduero con Hidroeléctrica Española, empresa esta última que tuvo como presidente desde 1941 a 1985 a José María de Oriol y Urquijo, empresario vasco cuya orientación ideológica y relaciones con el régimen quedan fuera de toda duda repasando su historial. Oriol y Urquijo fue alcalde de Bilbao desde 1939 a 1941, cargo que compaginó con la jefatura provincial de la Falange Española Tradicionalista, a la que accedió unos años antes, en 1937, en plena Guerra Civil. Es desde este último puesto que el citado personaje fue el responsable de la elaboración de una serie de informes que incluían los nombres de alrededor de 80.000 personas sospechosas de apoyar a partidos nacionalistas o a la causa republicana, informes que obviamente se compilaron con fines represivos (4). El apoyo político e incluso económico de la familia Oriol y Urquijo sería debidamente recompensado, como no podía ser de otra manera, por Franco. En la década de los años 30 su empresa eléctrica tenía una presencia meramente testimonial en el área de la cornisa cantábrica, pero ya en 1960 Hidroeléctrica Española se había convertido en un gigante a nivel nacional, la quinta empresa más grande del país, con unos activos valorados en 11.468 millones de pesetas de la época (1). Acceder a una posición tan ventajosa dentro del mercado energético español hubiese sido por completo imposible de no ser por las numerosas contraprestaciones que el régimen concedió a dicha compañía en virtud a los vínculos de su propietario con la jefatura del Estado.

Mano de obra esclava

Fotografía, una de las pocas que quedan, de presos
trabajando en un campo de concentración en las
proximidades de Sevilla (fuente: elplural.com).
         No es mucho lo que ha trascendido en relación al sórdido pasado de algunas de las más importantes compañías que cotizan en el parqué madrileño. A pesar de que no es ningún secreto que, durante las primeras décadas de la dictadura, fueron numerosos los presos políticos empleados como trabajadores forzosos, a menudo en condiciones infrahumanas, en la construcción de grandes infraestructuras, obras monumentales (como el tristemente célebre Valle de los Caídos) y tareas de reconstrucción, son menos conocidas las empresas adjudicatarias de dichas contratas y que, por tanto, se beneficiaron del empleo de mano de obra esclava. Y no fueron pocos los que se vieron obligados a participar en todos estos proyectos, pues se estima que alrededor de 400.000 presos pasaron en algún momento por el sistema de campos de concentración y trabajos forzados de la dictadura franquista (5).

        Entre las empresas, obviamente bien relacionadas con el régimen, que hicieron uso de trabajadores forzados hay algunas muy conocidas hoy día. Una de ellas fue Construcciones Huarte y Compañía S.L, en la actualidad OHL (una de las empresas constructoras más importantes de España y presente también en el IBEX 35), que junto a San Román (hoy día una filial de Agromán) y Estudios y Construcciones Molán y Banús, participó en la construcción del Valle de los Caídos (6). No menos importante fue el uso que de dicha mano de obra hizo Dragados y Construcciones en proyectos de ejecución de pantanos y otras infraestructuras de importancia. Actualmente esta compañía forma parte del Grupo ACS, propiedad de Florentino Pérez (el conocido magnate y promotor deportivo), y buena parte del capital adquirido a lo largo del pasado siglo, así como su amplísimo historial de ejecución de proyectos, se forjó como colaborador necesario del Estado franquista, empleo de presos políticos como esclavos inclusive (5). El historiador José Luis Gutiérrez Molina ha elaborado un censo con las 90 empresas que, durante la dictadura, emplearon trabajadores forzados (6), algunas de las cuales solicitaban con relativa frecuencia que se les suministrase este tipo de mano de obra. La lista es sorprendentemente larga e incluye compañías de todo tipo de sectores: Entrecanales y Távora (parte de Acciona S.A en la actualidad), Infraestructuras Ferroviarias (ahora ADIF), Babcock & Wilcox (una multinacional estadounidense suministradora de maquinaria para la producción de energía eléctrica), La Maquinista Terrestre y Marítima (una histórica metalúrgica catalana, hoy integrada en el grupo francés Alstom), mineras como Carbones Asturianos o Minería Industrial Pirenaica, Ibérica de Construcciones y Obras Públicas y muchas otras de menor entidad.

       Comprobando las sanciones e indemnizaciones, en algunos casos multimillonarias, que muchas compañías alemanas hubieron de pagar por haber empleado mano de obra esclava durante el nazismo y la Segunda Guerra Mundial, cabría esperar acciones similares en nuestro país por actuaciones equiparables. Como suele ocurrir nada más lejos de la realidad. No sólo no se cuenta con ninguna resolución judicial condenatoria o cuanto menos reparadora, sino que ninguna de las compañías mencionadas ha reconocido los abusos cometidos. Al tratar de interrogar a alguno de sus responsables al respecto, todo lo más se han limitado a lanzar evasivas como si todo eso nada tuviera que ver con las empresas actuales, pues muchas de ellas han sufrido procesos de transformación fruto de distintas fusiones o adquisiciones. En otros casos, la compañía en cuestión simplemente se ha negado a realizar cualquier tipo de comentario. Enterrar el pasado es la mejor forma de ocultar determinadas verdades incómodas.

Algunas de las sociedades de inversión de capital variable (sicav) españolas con mayor patrimonio pertenecen a un puñado
de familias que desde hace generaciones forman parte de la élite del país. Destacan especialmente las dos sicav  propiedad
de la familia March, estrechamente vinculada en el pasado con el régimen franquista (fuente: elconfidencial.com).   
          A decir verdad la élite empresarial y financiera española siempre se avino muy bien con el régimen, que evidentemente se prestaba a defender sus intereses dado su carácter reaccionario y oligárquico. Ello les permitió acrecentar extensamente sus patrimonios, fundar todo tipo de sociedades y afianzar su posición de privilegio frente a cualquier competidor, algo que tiene poco que ver con la manida cultura del esfuerzo y la pretendida genialidad que, en el mundo de los negocios, se le presupone a alguno de estos personajes. Sencillamente partieron con ventaja, mucha incluso. No hay mejor ejemplo de esto que el de la familia March, clan fundamentado en la figura de Juan March (1880-1962), contrabandista de tabaco en sus orígenes reconvertido después a banquero, lo cual le permitió construir un auténtico imperio financiero que lo convirtió en el hombre más rico de España en su época y una de las fortunas más notables del mundo a su muerte. Qué duda cabe que su apoyo a la sublevación militar de julio de 1936, que sufragó con lingotes de oro (7), resultó determinante en el desarrollo del conflicto. Este apoyo del magnate al régimen naciente sirvió para que él y su descendientes fueran aupados a las más altas esferas sociales del país, posición privilegiada que por supuesto aún hoy ostenta dicho clan. Los March han realizado grandes esfuerzos por silenciar su turbio pasado familiar, presentándose ahora como empresarios modélicos y filántropos que apoyan todo tipo de causas sociales y culturales vía la Fundación Juan March (una especie de emulación de lo que en Norteamérica sería la Fundación Rockefeller). Y ejemplos de esta connivencia entre la dictadura y ciertos clanes empresariales hay muchos, incluso en Cataluña, por mucho que una parte importante de la burguesía catalana fuera conocida por sus aspiraciones nacionalistas. Apellidos "insignes" en el Principado como los Cortina (propietarios del conglomerado alimentario Mahou y con intereses en grandes compañías como Repsol-YPF, FCC - Fomento de Construcciones y Contratas - o el fondo de capital riesgo Texas Capital Group), los Carceller (que han formado o forman parte de los consejos directivos de empresas como Damm, Pescanova, Ebro Puleva, Sacyr o Gas Natural), los Samaranch (conocidos sobre todo por Juan Antonio Samaranch, que dirigió el COI de 1980 a 2001) o los Lara Bosch (propietarios del Grupo Planeta, uno de los conglomerados mediáticos más poderosos de España, que incluye a Atresmedia - con canales como Antena 3 y La Sexta - y al periódico La Razón), forjaron sus abultadas fortunas tras haber mostrado, de manera entusiasta no pocas veces, su adhesión al régimen franquista, llegando incluso a colaborar activamente con éste y con los de la Alemania nazi y la Italia fascista de Mussolini en el trascurso de la Segunda Guerra Mundial (8).
          En 1978 el siempre genial y caustico Luis García Berlanga nos mostraba en su película La escopeta nacional una imagen que casaba muy bien con las maneras de hacer en la España de Franco. En ella miembros de la aristocracia más rancia, empresarios afines al régimen y cargos políticos varios se codean y arreglan todo tipo de negocios y chanchullos mientras disfrutan de un fin de semana de cacería en una finca privada. Todo y que una parodia, dicha imagen refleja a la perfección lo estrechamente relacionados que se encontraban el poder económico y la dictadura, retroalimentándose el uno al otro para blindar sus respectivos estatus. Comprobando quién continua estando en la cúspide de la oligarquía nacional a día de hoy, y también cómo la corrupción se ha extendido cual metástasis por el país en los últimos tiempos, bien podemos concluir que la España de ayer y la de hoy tampoco se diferencian tanto.
    Artículo escrito por: El Segador
                                                  

(1) Franquismo S.A (La Marea).
(2) Las relaciones entre las empresas eléctricas y el Estado franquista (Javier Pueyo. Universitat Pompeu Fabra).
(3) La economía de la guerra civil. Pablo Martín Aceña y Elena Martínez Ruiz (Marcial Pons Historia. 2006).
(4) Bilbao desde sus alcaldes (1902-1937) II. Joseba Agirreazkuenaga (Ayuntamiento de Bilbao. 2003).
(5) ¿Qué empresas usaron a esclavos del franquismo? (eldiario.es).
(6) Franquismo y trabajo esclavo, una deuda pendiente (José Luis Gutiérrez Molina).
(7) El magnate del silencio (El Mundo).
(8) Los grandes apellidos catalanes que fraguaron su poder en la España de Franco (Público).

Otras entregas de esta serie:

La Historia prohibida de España. Primera entrega: las miserias de la Guerra de Marruecos.
La Historia prohibida de España. Segunda entrega: los religiosos reprasaliados por el franquismo.


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