¿Sabías que...?

Algunas cosas que quizá te interese saber, pero de las que no se habla tanto como debiera.


grafico1. Los buenos datos en relación a la inversión extranjera en España se deben en gran medida a una maniobra elusión fiscal encubierta. A juzgar por los datos que nos ofrecen el Gobierno y todos los medios afines que actúan como correa de trasmisión de su propaganda, el pasado año fue extraordinario en relación al aumento de las inversiones extranjeras en nuestro país. Según los datos ofrecidos por el propio ejecutivo la Inversión Extranjera Directa (IED) alcanzó el último trimestre de 2015 la cifra récord de 6.700 millones de euros. Tradicionalmente la IED se relaciona con una buena marcha de la economía, pues la asociamos a flujos de capital que acuden para ser invertidos en empresas y proyectos que generan riqueza y puestos de trabajo en nuestro territorio. Así pues todos deberíamos aplaudir la llegada de cuanta más IED mejor, pues el pensamiento comúnmente aceptado dicta que esto es algo muy positivo que beneficia a la sociedad en su conjunto.
Hasta aquí todo parece fantástico pero, como a menudo sucede, no es oro todo lo que reluce. Tal y como desvela Eduardo Garzón en un artículo en La marea, hay que tener cuidado a la hora de valorar la IED, porque no toda hace referencia a inversiones directas generadoras de empleo y riqueza. Ello se debe a que los estándares de contabilidad aceptados internacionalmente consideran como IED otras muchas cosas, entre ellas que más del 10% del accionariado de una determinada empresa pase a manos de otra compañía, en este caso extranjera. Como vemos una mera transacción de capitales entre grandes accionistas o incluso también una absorción de una compañía por otra que, como sabemos, no suele implicar más empleos, sino más bien al contrario gran número de despidos. Ejemplos como estos hay otros muchos. Así también es inversión extranjera que una empresa de fuera adquiera bienes inmuebles en nuestro país para especular con ellos, lo cual no repercute demasiado en la mejora de nuestro bienestar (una vez más puede producir el efecto opuesto).
¿A qué se ha debido el gran aumento de la IED en España en 2015? Básicamente a que el actual Gobierno, ahora en funciones, modificó la Ley del Impuesto de Sociedades, para así permitir que las empresas españolas con sedes en el extranjero pudieran repatriar los beneficios generados por éstas sin necesidad de tributar por ello. De hecho cerca del 45% de la IED registrada en este periodo se debe a operaciones de este tipo, pues muchas compañías nacionales repatriaron capitales de forma masiva aprovechando el cambio de legislación y las operaciones se contabilizaron como si fueran inversiones que revertían en nuestro país. Estamos pues ante una maniobra mucho más relacionada con la elusión fiscal, legalizada eso sí, y no ante un fenómeno que repercuta positivamente en la economía real del conjunto de la sociedad. Porque, a buen seguro, ninguna de estas empresas patrias habría traído hacia aquí todo ese dinero si hubiese tenido que pagar impuestos al hacerlo.

2. Si no hubiera que pagar los intereses generados por la deuda, en España ésta representaría sólo el 55% del PIB. Que la deuda es un problema para muchos países dentro de la UE no es ningún secreto. Algunos logran mantenerla más o menos bajo control, como Alemania, donde asciende a 2,15 billones de euros (aun así más del 70% de su PIB). Otros como por ejemplo Francia empiezan a tener serios problemas, pues ésta alcanza los 2,09 billones (por encima del 95% de su PIB). Y en otros la situación parece ya fuera de control, como por ejemplo en Italia con una deuda de 2,17 billones de euros (¡casi el 133% de su PIB!). En España las cosas no andan mucho mejor, pues con una deuda de 1,07 billones de euros ésta ya supone prácticamente el 100% de su PIB.
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¿Cómo hemos llegado a esta situación? Una vez más los astrólogos del neoliberalismo vendrán con su cháchara diciendo que todo se debe a que los manirrotos Estados han derrochado más de lo que debieran sin pensar en las consecuencias, que "hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades" permitiéndonos lujos imperdonables, como una sanidad y educación públicas y gratuitas que ya suponen una carga insostenible. Y nuevamente nos ofrecerán su receta mágica, austeridad y recortes en el sector público para contener el gasto. Pero eso es lo que se viene haciendo desde hace más de un lustro y, como vemos, no ha servido absolutamente para nada. La deuda, lejos de reducirse, aumenta más y más a cada día que pasa. Así que, ¿por qué insistir en algo que sabemos que no funciona?
El secreto está en que las instituciones europeas, con el BCE a la cabeza, no deben de tener el menor interés en resolver el problema. Y no lo deben de tener porque en buena medida actúan como un lobby al servicio de la gran banca privada, que se llena los bolsillos con el negocio de la deuda soberana. Si se explica debidamente, tal y como se hace en esta entrada de ATTAC, no resulta complicado de entender. En lugar de prestar su dinero a los Estados directamente, el BCE presta a los bancos privados y lo hace a un interés que es casi del 0%. En términos financieros esto es casi lo mismo que regalar el dinero, pues cuando un banco concede un préstamo lo está creando a partir de la nada ¿Qué hacen entonces todos estos bancos? Pues prestar su dinero a los distintos gobiernos, en el caso español a un interés que oscila entre el 4% y el 7% dependiendo del tipo de bono. Ahí está el gran chollo para la banca, no le cuesta absolutamente nada obtener el dinero, pero luego gana miles de millones al recibir los intereses del pago de la deuda. Tanto es así que España, y también otros tantos países, soporta un pesado lastre de intereses por todos los préstamos recibidos. En los últimos 20 años éstos han representado más del 60% del incremento de su deuda, hasta tal punto que, si no los pagáramos, se reduciría hasta suponer únicamente el 55% del PIB. Visto lo visto el chiringuito del BCE está muy bien montado, aunque sólo para unos pocos.

3. La UE elogia y ampara al actual presidente de la República de Kosovo, criminal ex mafioso traficante de drogas, armas y órganos. El pasado de Hashim Thaçi, primer ministro de Kosovo entre 2008 y 2014 y ahora presidente del pequeño y joven país balcánico, no es precisamente ejemplar. Tal y como revela la edición digital del diario Diagonal en el artículo La Unión Europea y el amigo dictador, este sujeto ha sido casi cualquier cosa menos un honrado estadista demócrata y defensor de los derechos humanos. Oficialmente se lo conoce como el líder de la guerrilla albano-kosovar que, durante los años 90, luchó contra la dominación serbia hasta que la intervención de la OTAN cambió drásticamente el panorama en este enclave de los Balcanes.
Pero Hashim Thaçi ha sido mucho más que un romántico guerrillero defensor de la libertad y de su pueblo frente a la cruel opresión por parte de los serbios. Ya en el pasado hasta la propia OTAN lo relacionó con el tráfico de heroína en la región, pues era considerado el principal capo de la temida mafia albano-kosovar, conocida especialmente por sus métodos expeditivos y extraordinariamente violentos. Pero el "bueno" de Thaçi también controlaba el tráfico de armas en los Balcanes y, durante la época del conflicto, fue acusado además de crímenes de guerra y de traficar con órganos de prisioneros serbios asesinados.
Nada de esto sin embargo parece importar demasiado a las instituciones de la UE, que han confiado en semejante personaje para entregarle el control de la naciente República de Kosovo, todavía no reconocida por muchos países (entre ellos España). Sin ir más lejos la secretaria de relaciones exteriores de la Unión, Federica Mogherini, ha felicitado recientemente a Thaçi por su elección como presidente. Será que el hecho de que la comunidad serbia permanezca marginada y que la minoría gitana haya sido sistemáticamente perseguida desde la proclamación de independencia, sumado a todo lo demás, no son razones para censurar a nadie.

Resultado de imagen de dilma4. Las irregularidades contables cometidas por el gobierno de Dilma Roussef, y que han motivado su impeachment, han sido y siguen siendo muy habituales en todas las administraciones brasileñas y nunca había pasado nada. Una vez expulsado el PT del poder y la propia presidenta de su cargo tras un proceso excepcional, además de irregular y ampliamente discutible, vuelven a ocupar el Gobierno de Brasil los de siempre. Estos son los oligarcas corruptos y autoritarios, muchos de ellos grandes terratenientes blancos, que han venido gobernando el país con mano de hierro desde su fundación a principios del siglo XIX. Se podría hablar de golpe de Estado, aunque ha sido más bien un golpe blando que no se ha ejecutado sacando los tanques a la calle sino mediante oscuras y traicioneras maniobras parlamentarias, muy del estilo de las nuevas tácticas que ahora emplea la CIA para deshacerse de gobernantes que no son del agrado de Washington.
No se trata de defender la inocencia de la señora Roussef, porque en estos últimos años su partido ha quedado consumido por la corrupción y toda una serie de decisiones impopulares que han generando un amplio rechazo (ver este artículo en Nueva Tribuna). Además falseamiento e irregularidades contables las ha habido en su administración, eso es algo de lo que probablemente no se librará. Todo esto nos puede inducir a pensar que, en aras de la decencia, su expulsión está totalmente justificada. Pero lo que muchos medios no dirán es que este tipo de "creatividad" para cuadrar las cuentas públicas ha sido algo absolutamente habitual en todos los anteriores ejecutivos en Brasil, al menos desde hace unas cuantas décadas. Y lo que es válido para la administración central también lo es para las de los estados, pues es realmente inusual que un gobernador no recurra, aunque sólo sea una vez durante su mandato, al falseamiento de la contabilidad para salir de apuros (ver el siguiente artículo de La Jornada). Sobra decir que nunca antes había pasado nada por este motivo, y la práctica irregular quedó instaurada como costumbre.
A la luz de los hechos queda claro que no se ha acabado con Roussef por corrupta y por haber llevado a cabo unas prácticas por completo inadmisibles. Los oligarcas la han echado porque eso era lo que andaban buscando desde hacía tiempo aprovechando cualquier excusa, conseguir mediante el juego sucio lo que no pudieron alcanzar en las urnas. No se trata de exculpar a nadie mediante el ya sufrido argumento de "si lo hacían todos los demás, no pasa nada porque ella también lo hiciera". Sino de poner en evidencia la enorme hipocresía de todo el proceso. Que nadie se engañe, el nuevo presidente impuesto, Michel Temer, y su camarilla son mucho más corruptos que sus predecesores del PT. La única diferencia es que nunca tendrán que pasar por ningún impeachment a causa de sus malas artes, ya que para eso vienen amparados por los poderes financieros.

5. Una reciente encuesta parece indicar que la mayoría de los jóvenes estadounidenses ya no se sienten identificados con el capitalismo. El estudio en cuestión ha sido realizado en la Universidad de Harvard (Massachussets) por el profesor Zach Lustbader. La encuesta se realizó entre jóvenes de entre 18 a 29 años y arrojó unos resultados ciertamente llamativos si pensamos que estamos hablando de los Estados Unidos. Así el 51% de las personas encuestadas decía no apoyar el capitalismo ni tampoco muchos de sus valores (leer esta entrada en Rebelión), frente a un 42% que sí se adhería claramente a ellos. Es más, un 33% de los jóvenes que participaron en el estudio aseguraron que elegirían el socialismo como sistema alternativo al actual existente. Da la impresión de que un trascendente cambio generacional se está gestando al otro lado del Atlántico.
Todo y que el estudio arroja otro tipo de conclusiones ante preguntas más específicas (sólo un 27% de los encuestados consideró que el Estado debía tener un papel central en la regulación de la economía), las cosas están cambiando. El apoyo al sistema capitalista resulta masivo y prácticamente incondicional sobre todo entre los mayores de 50 años. Es la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial, que vivió la época de esplendor del "sueño americano", así como también la Guerra Fría. Por aquel entonces el capitalismo se asociaba a la prosperidad y las libertades propias de la democracia, frente a la amenaza totalitaria del comunismo soviético. De esta manera los términos "democracia" y "capitalismo" terminaron confundiéndose en el discurso oficial hasta el punto de ser considerados exactamente la misma cosa.
No obstante ahora las nuevas generaciones ven el capitalismo de una manera diferente, pues lo asocian a la crisis financiera, los desmanes cometidos por las élites y el alarmante aumento de las desigualdades. La creciente precariedad laboral, la pérdida de derechos y la constante pérdida de poder adquisitivo de las clases trabajadoras, que engrosan las cifras de la pobreza, han dejado su huella en la forma de pensar de los más jóvenes. Ahora son más críticos con el Sistema y exigen cambios para que la sociedad sea más justa e igualitaria. Puede que todo esto explique el empuje que ha tenido uno de los candidatos demócratas, Bernie Sanders, aunque esta vez no ha sido suficiente. Veremos qué depara el futuro.


Agencia Tigris
 
     

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